Llegó a Chile en 2015 escapando de la crisis en que se encontraba su país, Venezuela, y aunque al comienzo tuvo que trabajar en distintos lugares que no tenían nada que ver con su profesión (como vender comida y ropa en el mercado de Estación Central), Janina Marcano (32) —periodista del área de Vida, Ciencia y Tecnología del diario El Mercurio desde 2017— ha ido construyendo una carrera exitosa en el ámbito de las comunicaciones, siendo reconocida por el mismo diario en 2018 como la mejor periodista de su área. Ese mismo año, Janina también recibió el primer lugar en el premio a los mejores reportajes periodísticos del año por su reportaje “Los llamados superalimentos no combaten ni previenen enfermedades” publicado en El Mercurio.
Su reconocimiento más reciente fue uno otorgado por la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Instituto de Salud Pública de Chile, en representación de la academia, la comunidad científica e instituciones sanitarias de Chile, por su labor periodística realizada en pandemia sobre temas de salud y ciencia.
En esta entrevista, Janina Marcano nos cuenta cómo fue su experiencia migrando en medio de una crisis que persiste hasta el día de hoy, y cómo fue el proceso de adaptación a una nueva cultura.
Nombre: Janina Marcano
País de origen: Venezuela
Instagram: @janinamarcano
¿Por qué (y cuándo) llegaste a Chile?
Llegué a Chile en abril de 2015. Recuerdo que sentía mucho frío y todos me decían que apenas estaba entrando el otoño. Vine a Chile a consecuencia de la crisis social y económica que atravesaba mi país, y que aún continúa. Siendo una joven recién graduada, era difícil pensar en un futuro prometedor en Venezuela cuando el sueldo mensual de un periodista en ese entonces era de aproximadamente 10 dólares (unos nueve mil pesos chilenos).
Por otro lado, Venezuela ya era uno de los países más peligrosos del mundo ese año, por lo que sufrí constantes robos armados, e incluso uno aún más fuerte dentro de mi casa, donde delincuentes nos tuvieron retenidos por horas con mi familia. Ese tipo de cosas le sucedieron a mis amigos también. Era básicamente imposible vivir en paz. Todo eso me llevó a desarrollar un fuerte trastorno obsesivo compulsivo y a no poder seguir viviendo en mi país sin sufrir ataques de ansiedad constantes. Emigrar fue incluso una recomendación de mi psiquiatra, y estoy muy feliz de haber tomado esa decisión.
(En la foto: Janina Marcano durante la llegada a Chile del avión de la Nasa que porta un telescopio reflector de 2,7 metros)
¿Cómo fue cambiar de país? ¿A qué desafíos te enfrentaste?
Fue emocionante pero muy desafiante. Quizás porque sufrí tanto mis últimos años en Venezuela, me emocionaba mucho la idea de llegar a un lugar nuevo y seguro. Yo nunca había estado en Chile antes, así que me tocó ver todo por primera vez y fue muy bonito. Sin embargo, rápidamente comenzaron las preocupaciones asociadas a establecerme aquí. Los desafíos fueron múltiples, como tener que conseguir una oferta de empleo formal en menos de 60 días para poder obtener mi titulo de residencia. Sentía como un reloj de arena en mi espalda, pero lo logré.
Después me enfrenté al desafío de hacer trabajos que nunca había hecho, como vender comida y ropa en el mercado de Estación Central, siendo periodista. Eso fue tremendo. Vender en un mercado puede parecer sencillo pero no lo es, sobretodo cuando nunca has vendido nada en tu vida y te toca competir con el resto de los puestos de venta y adaptarte a un ambiente nuevo, con sus propias costumbres y formas de hacer las cosas. Yo lo tomaba con alegría, como una experiencia de vida que me permitiría crecer como persona. Y así fue. Recuerdo que en mi primer empleo me despidieron a las cuatro horas porque no logré vender cinco pares de zapatos. Todavía mi familia me hace chistes sobre eso jaja.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Me encanta todo el proceso de investigar, entender los temas que estoy reporteando y después traducirlo para los lectores. Digamos que me gusta todo lo que implica jaja. En mi caso cubro salud, entonces es muy emocionante poder transmitir información científica, que puede ser muy difícil de digerir, en un lenguaje sencillo que permita a las personas comprender los fenómenos y, quizás, transformar sus vidas.
¿Qué ha sido lo más difícil de trabajar en el extranjero?
Lo más difícil fue el comienzo, porque tienes que trabajar en cualquier cosa porque eres migrante y necesitas sostenerte económicamente como sea. Eso implica muchas veces aceptar empleos con pésimas condiciones e injusticias. Una vez que logré entrar en un entorno laboral asociado a mi carrera, en periodismo, lo más difícil fue aprender sobre la historia de Chile de los últimos años para poder llevarle el hilo a las coberturas. Recuerdo que pasé muchas noches haciendo una lista de ministros, de partidos políticos, de presidentes, de hechos históricos relevantes. Digamos que tienes poco tiempo para entender lo que un chileno ha estudiado toda su vida. Pero definitivamente con esfuerzo todo se puede.
Después también me tocó ir entendiendo como funciona la sociedad chilena el día a día, hacerme una persona más pacífica, más tranquila. Cuando llegas a Chile desde El Caribe te das cuenta de que eras una persona escandalosa, por ejemplo, y no lo sabías, jaja. Ese tipo de cosas que a veces tenemos que cambiar para no desencajar también son pequeños desafíos del día a día. Algunas personas piensan que no es necesario cambiar tu forma de ser y lo respeto, pero en mi caso el mimetizarme en esta sociedad me hizo el camino más fácil. Además creo que siempre se puede aprender de los demás.
¿Volverías a emigrar a otro país a trabajar?
Sin duda. Emigrar a Chile me hizo crecer como persona y seguramente un nuevo desafío, como aprender a instalarme en otra sociedad distinta, me entregaría nuevos aprendizajes. El único problema es que extrañaría demasiado el pastel de choclo.
¿Costumbre de los chilenos que más te costó adquirir o entender?
Que los carretes empiezan super temprano y terminan súper tarde. También que a todo le sacan un doble sentido o una talla. Aún no desarrollo esa capacidad jaja. Tampoco he podido adquirir la fortaleza para permanecer tranquila ante un temblor. Soy la única de la oficina que corre y llora. Cuando empieza a temblar, todos voltean a dicen "La Janina!!!". Lo que encontré fantástico fue el concepto de la once: una comida antes de la comida. ¿Cómo no se me había ocurrido?
¿Comida chilena preferida?
Difícil pregunta. Me gustan muchas cosas pero mi favorito es el pastel de choclo. Siempre pienso que tengo que aprender a prepararlo. Si me toca irme de Chile algún día, tengo que saber cocinarlo.
¿Algún consejo le darías a otras extranjeras que se encuentran en Chile actualmente?
Que no anulen su sueños o metas por ser migrantes. A veces solo hace falta tocar la puerta y pedir una oportunidad. Pero al mismo tiempo hay que esforzarse mucho para destacar. Trabajo duro y enfoque.