Este post corresponde al contenido que mes a mes creamos junto a Dove en temáticas relacionadas con el bienestar, autocuidado y mucho más, bajo el lema “Un acto de autocuidado es un acto de amor propio”.
“He luchado con sentimientos de indignidad desde que tengo memoria.” Así comienza “Cultivando un autoestima incondicional” (Cultivating Unconditional Self-Worth e inglés), la charla TED de Adia Gooden, psicóloga y coordinadora del Servicio de Consejería Estudiantil de la Universidad de Chicago, donde brinda terapia individual, grupal y de pareja a estudiantes de pregrado y posgrado.
Desde su rol como terapeuta, Adia cuenta que llegó a la siguiente conclusión: cuando una persona exige la perfección de sí misma, cualquier cosa que esté por debajo de este estándar, puede hacerla sentir como un fracaso.
Siendo una de las pocas personas negras en una escuela predominantemente blanca, Adia experimentó un sentido de no pertenencia desde temprano: “Cuando tenía 12 años, decidí que la forma de curar estos sentimientos de indignidad era la perfección. Mi autoestima era alta cuando sacaba buenas notas y me sentía incluida, pero se derrumbaba cuando no me iba bien académicamente o me dejaban de lado. Me aferré a la esperanza de que si pudiera encontrar a alguien que me amara, finalmente me sentiría digna”, cuenta Adia.
De alguna u otra forma, sentir que no encajas en un lugar, o que no eres suficiente para otros o para ti misma, es algo con lo que muchas personas podemos sentirnos identificadas. En la actualidad, este sentimiento es aún más fuerte en generaciones más jóvenes que han crecido bajo la presión que pueden ejercer las redes sociales y sus cánones de belleza y de éxito.
Según Adia, cultivar la autoestima incondicional es una práctica continua. Por eso, acá te dejamos cuatro formas en que puede comenzar a sentirse más digna, comenzando aquí, ahora mismo:
Perdónate a ti misma
“Muchos de nosotros luchamos por sentirnos dignos porque estamos enojados con nosotros mismos por los errores del pasado. El perdón implica reconocer y aceptar lo sucedido. La aceptación nos libera de culparnos a nosotros mismos y a los demás, y nos permite seguir adelante.
Para perdonarte a ti misma, reflexiona sobre las circunstancias que llevaron a los errores del pasado, reconoce el dolor que experimentaste e identifica lo que aprendiste de la situación. Luego, repite esto: ‘Te perdono’, de una manera honesta y amable.”
Practica la autoaceptación
“Creo que muchos de nosotros luchamos con la baja autoestima porque pensamos que hay algo mal con nosotros, y nos negamos a aceptarnos tal como somos. Recibimos tantos mensajes de que no estamos bien como estamos. Se nos dice que necesitamos cambiar nuestros cuerpos, nuestra ropa, nuestros trabajos o incluso nuestra personalidad para ser aceptables.
Ve si puedes dejar de lado los pensamientos que tienes sobre cómo la forma en que piensas, sientes o te ves, debe ser diferente. En su lugar, concéntrate en las cosas que te gustan de ti misma. Con el tiempo, comienza a aceptar tus peculiaridades: tu risa incómoda, tu sonrisa torcida, tu forma inusual de pensar sobre las cosas. A través de esta aceptación, estás reconociendo que eres digna, tal como eres. Saber que no estamos solos en nuestras luchas y dolor, nos recuerda que los desafíos no nos hacen indignos.”
Recuerda estar ahí para ti misma
“Cuando la vida se pone difícil, muchos de nosotros nos abandonamos en momentos de desafío. Nos involucramos en una dura autocrítica, lo que solo nos deja sintiéndonos peor. Lo que más necesitamos cuando estamos pasando por un momento difícil es que alguien nos diga ‘te veo. Veo lo mucho que te duele. Estoy aquí.’
Podemos hacer esto por nosotros mismos.
La próxima vez que experimentes dolor emocional, reconoce cómo te sientes y ofrécete un poco de consuelo. Coloca tu mano sobre tu pecho, date un abrazo o di algo amable y tranquilizador.”
Conéctate con personas que te apoyan
“La baja autoestima puede hacernos sentir aislados y solos. Cuando pensamos que algo anda mal con nosotros, tendemos a alejarnos de nuestras relaciones, y este aislamiento solo exacerba nuestros sentimientos de indignidad. Saber que no estamos solos en nuestras luchas y dolor nos recuerda que los desafíos no nos hacen indignos. Conectarnos con personas que nos apoyan, nos ayuda a ponernos en contacto con nuestra humanidad y nuestro sentido de valía.
Una última cosa: el viaje hacia la autoestima incondicional no siempre es fácil. El camino no es recto ni suave, y te enfrentarás a contratiempos en el camino, yo ciertamente los he tenido.”
¡Mira la charla aquí!