Es muy difícil trabajar o emprender de manera solitaria. Armar equipos es un ítem clave a la hora de delegar, no presionarse por hacer todo y sentirse frustrada porque algo no te sale como querías. En una nueva colaboración con la Revista Paula, nuestra fundadora Jimena Zapata nos deja una excelente columna sobre la importancia de armar equipos y su propia experiencia emprendiendo sola.
Cuando tuve mi primer emprendimiento hacía todo yo. Sentía que era obvio, que un emprendedor tenía que hacer todo, porque contratar a alguien era un lujo y no tenía plata para eso. Las ganancias prefería dejármelas yo en vez de dárselas a alguien más. En el fondo mi mentalidad era: “Hago todo, me gano el sueldo y cuando mi negocio crezca y tenga flujo de caja, ahí puedo contratar a alguien”. Lo único que puedo decir es: gran error.
Primero, por la frustración. Evidentemente, uno no tiene todos los talentos (¡es normal y está bien!). Yo soy ingeniera comercial y periodista, pero no soy diseñadora, ni fotógrafa ni contadora. Tomé 3 cursos de programas de ilustración y diseño, pero me costaba aprender y al hacer una pieza gráfica sentía que me quedaba horrible. Veía mis tableros de referencia de Pinterest, leía los apuntes de mi clase, abría el libro que me compré de Ilustrator, y aún así estaba a años luz de lograr lo que quería. Me frustraba, me angustiaba, y sí, lo pasaba mal.
Segundo, la poca eficiencia. ¿Saben cuánto me demoraba en armar el set de una foto, montar los productos, tomar la foto y luego editarla? Horas. Todo era muy lento, perdía el tiempo en aprender. Era poco eficiente. Y todo esto mientras atendía en la tienda, hacía los paquetes de regalos y actualizaba la web.
En tercer lugar y más importante era el no crecimiento. Al estar estudiando y aprendiendo sobre cómo se hace una gráfica, cómo se toma una foto o cómo funciona el SII, perdía el foco. Estaba agregando valor en áreas que no me correspondían. Mi foco era el de buscar nuevos productos, ver la rentabilidad del negocio, entender mi estructura de costos, mejorar el margen y todo lo que sabía hacer. Al no estar en el lugar correcto, todo se estanca, la dispersión nos juega en contra y no hacemos lo que realmente tenemos que hacer. Contratar a alguien que ayuda a que una me enfoque en lo suyo no lo tienen que ver como gasto o como plata “perdida”, todo lo contrario, es absoluta inversión en el crecimiento del negocio.
Una de las cosas que más le insisto a las emprendedoras es que armen equipo, que estén en el lugar donde agregan valor y que tienen que estar focalizadas y conectadas con sus negocios. Ellas son el corazón y tienen la misión de mantenerlo latiendo. Obviamente tampoco hay que irse al otro extremo y contratar de un día para otro a un gran equipo, pero si entiendes cuáles son tus actividades claves y donde tú agregas valor, vas a saber perfectamente qué perfil de personas necesitas para que trabajen contigo.
Ahora aprendí la lección y en Genias tengo un equipo que ha sido clave para poder crecer y avanzar con los proyectos. Me doy cuenta de que además de todo lo anterior, trabajar en equipo gratifica, enriquece y se disfruta mucho más. Si bien no es fácil liderar un equipo, porque requiere inversión económica y es una tremenda responsabilidad (hablaré de eso en otra post), estoy convencida que es una de las acciones más importantes que una emprendedora tiene que hacer.