El siguiente post es parte de los contenidos que mes a mes realizamos junto a Kitadol Forte, en los que te entregamos información útil y valiosa relativa al mundo laboral, autocuidado y empoderamiento femenino.
Una reunión que conlleve una lluvia de ideas puede ser difícil, sobre todo por la presión que sienten las personas involucradas por dar con ideas innovadoras que gusten al equipo. Otro elemento que las hace particularmente desafiantes es que es muy fácil distraerse: están hablando de un tema, y te pones a buscar en google para ver si se te ocurre algo, y de repente estás abriendo tu mail y respondiendo correos, o resolviendo algo urgente.
Y aunque pareciera que las mejores ideas parecen llegar cuando se comparten en equipo (e idealmente de forma presencial), lo cierto es que la lluvia de ideas grupal no es tan productiva como pensábamos.
De acuerdo con un estudio de Yale, se pueden llegar a generar el doble de ideas cuando los integrantes de un equipo pensaron en ideas por su cuenta primero, y luego las llevaron a un grupo más grande, en lugar de simplemente hacer una lluvia de ideas de forma grupal.
“Las ideas pueden verse limitadas en entornos grupales, debido al bloqueo que puede producir la presión y el miedo a ser juzgado/a negativamente, y la “holgazanería social” (esconderse en el grupo y no contribuir con una parte justa de ideas)”, informó Harvard Business Review.
Algunos tips
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de hacer fluir la creatividad de un equipo? Aquí te dejamos algunos consejos:
- Si eres tú quién está liderando la lluvia de ideas, asegúrate de que todos preparen algunas ideas antes de la sesión, y las compartan en un lugar al que todos tengan acceso, como un documento de Google, Notion, o Slack, por ejemplo.
- Luego, reúnanse para revisarlas en una reunión (presencial o virtual). En ese momento, solo tendrán que revisar las ideas del equipo, agregar las nuevas que se les ocurran en la reunión misma, y definir cuáles son las más sólidas.
- Si tu equipo se siente atascado, mira nuevamente las preguntas por responder, y en lugar de preguntar: "¿cómo deberíamos..?" intenta "¿cómo podríamos...?". La palabra "podría" cambia el enfoque de una sola respuesta correcta, hacia muchas posibilidades, ya que invita a la participación.