Renunciar al trabajo es una realidad por la que tarde o temprano todas tendremos que pasar. Pero tan importante como hacer un buen trabajo, es irse de él con dignidad y sin mala onda, porque nunca se sabe lo que puede pasar en el futuro. Es por eso que hoy día, Marcela Bonomo, nuestra experta en Marketing y Digital Consultant y asesora de Rentabilidad y costos, nos deja 6 tips para dejar el trabajo de la mejor manera posible.
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Alguien me ha dicho en el pasado; hay que construir puentes y evitar derribarlos. Esto es clave para cualquier relación, ya sea personal o profesional. En mi experiencia laboral corporativa he cambiado muchas veces de trabajo. Pero lo más interesante es que me han vuelto a contratar de empresas a las que había renunciado. Eso no se da de manera casual, ni solamente por el buen desempeño que hayas tenido en el pasado. Aquí la clave es como has finalizado la relación con ellos y si has dejado los “puentes” firmes.
Dejar un trabajo puede ser una de las decisiones más difíciles en la carrera laboral y llamativamente despierta muchas emociones. Si lo hacemos de forma incorrecta, puede tener efectos inesperados considerando que el mundo laboral es pequeño y uno puede reencontrarse con compañeros de trabajo en cualquier otro ámbito. Aquí van unos tips de cómo hacerlo de forma elegante y sin derribar los “puentes” construidos;
– Momento adecuado. Es verdad que nunca es el momento adecuado para dejar un trabajo, pero a veces es el más inoportuno de todos. Es ideal por ejemplo, tratar de no dejar el trabajo en medio de un gran proyecto, cuando es más difícil encontrar a alguien que tome las riendas de tus tareas.
– Tu jefe debe ser el primero en enterarse. Aunque sea muy tentador contárselo antes a tus compañeros aliados, lo mejor es compartir la noticia primero con tu jefe. Las noticias se filtran y corren rápido, así que lo mejor es evitar un mal momento.
– Renuncié y… ¿hasta cuándo me quedo? Esta es la duda que a todos nos surge, lo mejor es pactarlo con tu jefe. Lo importante es encontrar un punto medio para no perjudicar a la empresa, como tampoco a tu nuevo puesto de trabajo (si es que lo tienes).
– Evita descargar la ira. Muchas veces nos sentimos víctimas de injusticias y esperamos el día de nuestra renuncia para liberarnos y expresar nuestros reproches y frustraciones. Por mucho que lo deseemos, hay que tener cuidado con lo que decimos, ya que puede dar una idea equivocada de nosotros no sólo entre nuestros antiguos superiores, sino también entre los antiguos compañeros, que pueden sentirse ofendidos. Lo mejor es irse con dignidad y la cabeza bien alta. Si ya tomamos la decisión de irnos, ¿cambiará algo si volvemos a hablar de temas del pasado?
– Haz un traspaso prolijo de tus temas. Al momento que uno anuncia su partida, la mente se desconecta y se van tachando los días que faltan hasta la “liberación”. Recomiendo poner energías en el último tramo que falta; haz una lista con los temas que tienes pendientes y habla con tu jefe para ver con qué persona debes conversarlos. Después del tiempo y esfuerzo que has dedicado a la empresa, nada mejor que todos tus proyectos sigan su curso y dejes así una buena impresión con tus colegas.
– Despídete de todos (hasta de tu peor enemigo). Llego el día tan añorado y al querer irte rápido de la empresa no llegas a despedirte personalmente de todos los que has trabajado durante años. Así que mandas el famoso email de despedida en donde incluyes desde el Gerente General hasta proveedores. Recomiendo tomarse un día para poder saludar personalmente a todos los compañeros de trabajo (queridos o no), y llamar por teléfono a proveedores con los que has tenido contacto. Uno nunca sabe las vueltas de la vida y cuando los vuelvas a topar y/o necesitar.
