El siguiente post es parte de los contenidos que mes a mes realizamos junto a Kitadol Forte, en los que te entregamos información útil y valiosa relativa al mundo laboral, autocuidado y empoderamiento femenino.
Desde mediados del año 2000 que el término “Liderazgo Auténtico” a cobrado fuerza. Fue popularizado por Bill George, profesor de Harvard Business School, y autor de diversos libros sobre negocios. Él señalaba que para ser un buen líder era necesario autoconocerse y responsabilizarse por el desarrollo propio.
El enfoque ha cobrado fuerza con los años y muchas organizaciones y profesionales están poniendo en práctica este tipo de liderazgo que adopa nuevas formas de conducir los equipos.
¿Puede el liderazgo auténtico ser clave para las mujeres en altos cargos y para romper con algunos estereotipos asociados al poder?
Para responder estas dudas y conocer más sobre esta nueva corriente, conversamos con Andrea Garderes, periodista y socia directora de Almabrands, con 15 años de experiencia en estrategia de marcas y propósito, marketing y comunicaciones.
¿Cómo crees que ha cambiado la forma de ser y hacer empresa esta última década?
La forma de ser y hacer empresa ha vivido cambios profundos y fundamentales. Así como ya no es posible entender el negocio únicamente desde una perspectiva económica de generación de ingresos para los accionistas, tampoco es sostenible pensar el futuro laboral con las lógicas de jefatura del pasado.
Así como la sociedad espera un propósito con sentido e impacto desde las organizaciones en lo social, medioambiental y económico, los equipos de trabajo al interior de esas mismas organizaciones esperan y exigen nuevas formas de participar, vincularse y desarrollarse en el tiempo.
Lo anterior podría agotarse en la definición de un propósito que haga sentido a esos equipos de trabajo, sin embargo, a pesar de su relevancia, es completamente insuficiente. Si bien tener una razón de existir clara, relevante y significativa para las personas es un factor clave para el alineamiento interno, es necesario ejercer nuevas formas de liderazgo para accionar dicho propósito de manera efectiva.
¿Cuáles son las características de estos nuevos liderazgos?
Hoy necesitamos liderazgos certeros y transparentes, directos y auténticos, que pongan el diálogo al centro de las relaciones laborales, incluyendo la gestión cotidiana del conflicto.
Liderazgos que, desde la autenticidad, aporten en la reconstrucción de la confianza que hemos perdido a punta de errores no asumidos, de faltas permanentes de comunicación y de escasa empatía en nuestros vínculos.
Por ende, liderazgos esenciales para pensar la sustentabilidad de los equipos, las organizaciones y las empresas en la sociedad.
¿Cómo ves la relación entre el liderazgo auténtico y el rol de la mujer en puestos de altos cargos?
Es fácil caer en la tentación de pensar estos nuevos liderazgos, simplemente, como formas de jefatura “más blandas, más cercanas” y por ende, “más femeninas”. Sin embargo, el desafío que tenemos, hombres y mujeres, es mucho más profundo, y una vez más, reviste importantes sesgos de género y estereotipos inconscientes.
Hoy es necesario combinar la exigencia y el alto estándar con la empatía y la cercanía, el feedback directo y oportuno con el apoyo emocional. Todos debemos ser capaces de construir confianza, de inspirar y a la vez exigir, de acompañar mientras desafiamos a nuestros equipos a ir más allá.
Y si bien las mujeres no estamos más cerca o más lejos de esos conceptos, la crisis del COVID19 –además de consecuencias profundas de retroceso en la participación de la mujer en el mundo laboral- ha dejado en evidencia la importancia y el impacto de liderazgos femeninos caracterizados por ser auténticos y genuinos, eficientes y con altos estándares de exigencia. Liderazgos participativos e inclusivos como los de Angela Merkel o Jacinda Arden, que instalaron nuevas formas de abordar la pandemia y se convirtieron en estándares globales para todas las naciones.
La autenticidad como valor al centro del liderazgo del futuro es sin duda una oportunidad para que las mujeres sigamos derribando barreras y desterrando mitos, demostrando que es una manera de construir vínculos y organizaciones sólidas y con sentido, con alto desempeño y niveles relevantes de confianza.
Liderar desde la autenticidad supone no sólo creer en nosotras mismas y en nuestras capacidades de liderazgo, sino también ejercer dicho empoderamiento con participación activa, con autopromoción y comunicación explícita de logros, desafíos y expectativas.
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