Un secador de pelo, algo que para algunas puede ser tan cotidiano, a Carla Rojas la marcó. Mientras trabajaba como psicóloga ocupacional en una mina, en la faena, a cuatro mil metros de altura donde el frío es implacable y en un ambiente históricamente masculinizado, que una de sus compañeras le prestara el suyo le hizo ver que ahí, en esas pequeñas acciones, estaba la sororidad.
Carla Rojas Neculhual es psicóloga laboral, coordinadora de Inclusión y Género del Observatorio de Gestión de Personas, directora académica del diplomado en Perspectiva de Género para la Gestión de Organizaciones de la Universidad de Chile y exvicepresidenta de Women in Mining Chile. Una carrera que ha ido poniendo foco en temas de género, justamente tras su experiencia en la mina. Y aún sigue ligada a ella, aunque ahora desde la investigación y el impulso de la inclusión. De hecho, en 2022 recibió el galardón en la categoría “Unsung Heroes” (Héroes Desconocidos) de la Conferencia Internacional Mines and Money, en Londres, por su contribución a la industria en materias de inclusión femenina.
Al preguntarle qué tan importante fue compartir con otras mujeres en este rubro, dice: “Fue un aspecto crítico y lo que me mantiene hasta el día de hoy trabajando en la industria. Las compañeras íbamos juntas a comer porque los hombres golpeaban los platos y hacían ruido cuando entrábamos y en grupo era menos intimidante. También compartíamos habitaciones con muchas colegas, cada una con sus desafíos personales, y nos apoyábamos o defendíamos si a alguna colega la acosaban o discriminaban”.
Así, con toda la experiencia a su haber, su definición de sororidad laboral es muy clara: “Es la solidaridad y hermandad entre mujeres. Se basa en el apoyo mutuo hacia el empoderamiento femenino y, de esta manera, pensar las barreras, discriminación y violencia que enfrentamos cotidianamente en colectivo. Al pensar en estas acciones en los ámbitos laborales, es pensarlo con las colegas y compañeras de trabajo”.
—¿Cómo se ve, en concreto, la sororidad en los espacios laborales?
—En los ambientes de trabajo encontramos muchísimas expresiones de violencia y las reproducimos constantemente. La sororidad en espacios laborales son las acciones de apoyo mutuo:
- Valorar el trabajo de tus compañeras
- Evitar rumores en relación a compañeras y su desempeño
- Fomentar las relaciones colaborativas
- Creer en tus compañeras y en que existen espacios de abuso o maltrato laboral
- Reconocer los liderazgos femeninos
- Aprender de los errores y encontrar fortalezas
- Ser directas y resolver los conflictos que aparezcan de manera directa
- Recomendar el trabajo de colegas compañeras y otras mujeres
- Fomentar el autocuidado y cuidado mutuo entre colegas
—En ese sentido, la sororidad es un factor protector en el trabajo…
—Es un factor muy relevante. La mayoría de las víctimas de acoso sexual, laboral y maltrato son mujeres, por lo tanto, mantener un grupo en referencia de mujeres compañeras que te apoyen ayuda muchísimo a prevenir estas situaciones. También contar con una red que haga referencia a tus logros, tener networking; los espacios para generar redes potencia mucho el desarrollo laboral.
—¿Qué tan determinante es apoyarse entre mujeres para que cada una alcance sus metas y lograr, en consecuencia, una cultura laboral más equitativa?
—Es muy importante, por eso históricamente las mujeres se han reunido para alcanzar cualquiera de sus logros: el derecho a educarnos, voto, divorcio o control de natalidad. Todos esos fueron posibles con articulación, apoyo y coordinación política entre mujeres. Así también ahora las mujeres forman redes de mujeres en minería, mujeres en construcción, mujeres y sector portuario, mujeres en el fútbol, etc. Juntas somos más poderosas.
—La 1º Encuesta Nacional sobre Empoderamiento Femenino, realizada por Genias y SemSo, reveló que un 55% de las mujeres se siente parte de una comunidad de mujeres que se apoya en su empresa. ¿Cómo incentivar que esa cifra sea más alta?
—Con acciones concretas, no sirve ser una red de mujeres y mantener comportamientos agresivos, de exclusión, etc. Invitar a pensar en colectivo nos permite ver más soluciones y apoyarnos en distintos espacios donde muchas mujeres se salvan de círculos de violencia por sus redes más cercanas. Hoy matan a 87.000 mujeres al año en el mundo. En un mundo que nos enseña a odiarnos y rechazarnos esto es revolucionario.