Ser artista en Chile y vivir de ello no es tarea fácil. Monetizar los hobbies o talentos, con el objetivo de poder vivir de ello, a veces significa recorrer un camino largo e intenso, pero que sin duda vale la pena. De esto reflexionan cuatro chilenas, quienes en este post nos contaron su experiencia sobre cómo vivir del arte y de sus negocios basados en oficios.
Paulina Lorca (32) es diseñadora industrial y la creadora de Amorfo Cerámicas, marca que fundó en 2016 con la intención de potenciar los oficios y el comercio local. A través de la irregularidad y la libertad de crear con las manos, ofrece objetos de cerámicas que se introducen en nuestros espacios aportando diversión, colores y diversidad de formas.
“Ha sido un proceso largo y de mucha prueba y error. El primer gran desafío fue poder desenvolverse y lograr objetivos con una determinada estética, pero además funcionales. Esto me ha ido empujando a aprender diversas técnicas de producción artesanal de cerámica y materialidades de manera autodidacta o guiada”, cuenta Paulina.
Pero Amorfo Cerámica no sólo crea y vende sus piezas, sino que además Paulina imparte talleres de cerámica donde enseña distintas técnicas de modelado y pintura. “Cada artista que trabaja la cerámica recorre diferentes caminos, la creatividad es infinita y este material puntualmente es muy versátil, lo que nos da aún más posibilidades de explorar”, dice.
Para Paulina, la fusión de proponer algo en sus objetos y compartir con otras personas en sus clases, ha sido clave para vivir de su proyecto, dándole valor a los procesos productivos artesanales que siempre son frágiles y riesgosos. “Yo creo que sí es posible vivir del arte. Como cualquier negocio, se deben administrar los recursos, tomar decisiones estratégicas y organizar las tareas para ir evolucionando”, señala.
“Creo que es elemental ser perseverante y hacer algo que realmente te motive para crecer y que las cosas funcionen. Hay que intentarlo al menos, si no funciona, analizar por qué pasó, qué se puede mejorar, y con ese conocimiento siempre se puede volver a empezar”, concluye Paulina”, cuenta.
Por otro lado, conversamos con Javiera Hernández (36), periodista y creadora de Javi Hook (ex La Tejería), quien encontró en el tejido una forma de descansar del estrés y de la rutina de trabajo. Empezó a publicar lo que hacía y sin querer se interesaron muchísimas personas. “La gente quería aprender a tejer y tener este espacio más creativo en sus vidas”, dice Javiera. Esto la llevó a diseñar los primeros talleres y a importar materiales que no vendían acá en Chile.
La principal guía para Javiera ha sido crear comunidad a través de su emprendimiento, donde va entendiendo a través de las otras personas qué necesitan para ir generando ideas a partir de eso.
Javiera reflexiona sobre lo que significa vivir del arte en Chile, asegurando que es fundamental dejar de ver el arte de la manera tradicional y de elite: “Vivimos en un mundo donde hay muchas plataformas donde exponer y vender. No hay que quedarse solo en lo tradicional. En mi caso no se trata de tejer y vender, sino que hay que buscar maneras, para eso hay demasiadas redes sociales y distintos lugares donde vender arte o artesanía (...) Todo esto genera cercanía, y además, permite no solo mostrar el arte como un producto final, sino mostrar el proceso y al creador que está detrás”, señala Javiera.
Como en todo negocio o emprendimiento se cometen errores en el camino, pero ver estos errores como una oportunidad para aprender es fundamental para seguir adelante. “No hay que exigirle al arte que te genere las lucas para vivir de inmediato”, afirma. “Hay que sacar esa idea del artista que lo pasa mal y que está encerrado. Hay que trabajar y motivar la creatividad, y para eso, ten un trabajo que por mientras sí te de las lucas para tener la libertad de crear abiertamente”, concluye Javiera.
Desde la misma vereda del trabajo hecho a mano, conocimos a Camila Zamaora (33) y su tienda Buena Suerte Handmade, una marca de accesorios coloridos y divertidos hechos con arcilla polimérica. Acá es donde su creadora lleva su imaginario visual a objetos que se puedan llevar puestos y que llevarán alegría a tu día a día, como una invitación a que las personas se diviertan al momento de usar accesorios, que usen lo que quieran sin importar la edad o el género.
“Empezar a vivir de mi marca fue un poco a la fuerza, ya que comenzó al volver a Chile luego de unos años viviendo en el extranjero, y me tocó justo volver un poco antes de la pandemia (...). Después de un tiempo ya le fui agarrando el ritmo, fui encontrando mi manera de trabajar y hacer las cosas que me funcionaban, empecé a perderle el miedo y a enfocarme en hacer crecer Buena Suerte Handmade. Y al final siempre fue lo que quería, vivir de lo que me gusta” cuenta Camila.
Dedicarse al arte en nuestro país se presenta como un camino que para muchos puede ser más largo y difícil que para otros. Sin embargo, a Camila le gusta ver cómo hay gente que lo intenta y lo logra, inspirando a otras personas a atreverse. “Creo que es súper importante educar a los consumidores a pagar un precio justo por lo hecho a mano, a diferenciar un emprendimiento del retail, y a valorar el arte y el diseño local para que sigan creciendo las oportunidades para quienes viven de esto”, agrega.
El principal consejo que entrega Camila es perder el miedo a mostrar nuestro trabajo, quitándole poder al síndrome del impostor que nos dice que no podemos. “También es importante armar redes de apoyo, hacer colaboraciones con otras artistas y disfrutar el proceso de ver crecer un proyecto que amas.”, concluye Camila.
Por último, conocimos el trabajo de la pintora chilena Paz Irarrázaval (42), quien desde que tiene uso de razón se recuerda con un lápiz o un pincel en sus manos, por lo que descubrió su pasión a muy temprana edad.
Estudió Arte y en su época universitaria realizó una residencia en el museo Peggy Guggenheim en Venecia, una experiencia que le dio el empuje a querer seguir y buscar su propia voz. Así fue transformando su vida dedicándose a su pasión, un camino que tampoco ha sido fácil. “Chile, al ser un país pequeño, el mercado es más difícil pero no imposible. Participar en ferias y exposiciones tanto acá como en el extranjero, ha sido la manera de mostrar mi trabajo. También conocer otros artistas y personas sensibles que se interesan por el arte”, afirma Paz.
Paz colabora con el estudio Area Environments, donde ha podido dar a conocer su trabajo logrando que sus obras lleguen a múltiples lugares, antes impensados para ella. En este estudio ya lleva seis años, y ha sido muy importante para su carrera como artista como vitrina. Por lo que se puede concluir que trabajar por una pasión, y al mismo tiempo colaborar con otros artistas, puede resultar una muy buena forma de avanzar en comunidad y lograr diferentes cosas. “Sigan su instinto, el miedo solo paraliza y no te deja avanzar. Es mejor arriesgarse y dar tu 100%. Si eventualmente no da resultado, del fracaso siempre se aprende”, reflexiona la artista.