Durante unos años tuve la experiencia de trabajar desde mi casa. Trabajaba en una empresa multinacional y mi puesto era regional. Mi trabajo era con equipos de varios países, por lo que mis reuniones eran virtuales y no resultaba relevante el lugar donde me encontraba.
Debo confesar que no es tan color de rosa como parece trabajar desde el hogar, y me tomó un tiempo adaptarme. Extrañaba el estar rodeada de mis compañeros de trabajo, el ruido ambiente, las charlas de pasillo, los intercambios de opiniones espontáneos, entre muchas otras cosas. Sin embargo, pude darle la vuelta al tema y me organicé para que mi trabajo -mirado por los demás-, sea tan o igual de efectivo como al estar en la oficina. Aquí les comparto algunos tips:
– Espacio de trabajo. No trabajes sentada en el sillón y menos desde tu cama. Lo ideal es que tengas un mismo lugar designado para trabajar todos los días, y mucho mejor si es un escritorio. Si no cuentas con una habitación extra, puedes ponerlo en un rincón del living o en tu habitación.
– Olvida el pijama. Todos los días levántate, báñate y cámbiate. Es muy importante dejar el pijama de lado para sentirse productivo… eso sí en mi caso estaban permitidas las pantuflas!
– En mi caso me resultaba fácil mantener una rutina ya que tenía un horario que cumplir, es decir tenía que estar conectada todos los días de 9 am a 6 pm. Pero si no tienes jefe ni horarios establecidos, te propongo que coordines una reunión o una llamada telefónica bien temprano en la mañana, así te obliga a levantarte temprano y aprovechar más el día. Además, si eres de las que siguen trabajando hasta la noche, fija un horario para finalizar tu jornada, y si te cuesta cortar, anótate en clases de gimnasia, arregla un café con una amiga o algún plan divertido para la tarde… así te obligas a cortar el trabajo y no seguir hasta la noche.
– Planificación. En cualquier trabajo siempre es útil llevar una planificación, pero si trabajas en tu casa resulta aún mas relevante. Lleva una lista de todos los temas pendientes y ponte metas a alcanzar por día. Cada mañana revisa tu lista, ordénala por su nivel de prioridad y determina qué es lo que te vas a proponer hacer en ese día. Da mucha claridad y satisfacción ver que se van quitando temas de tu lista.
– Ruido ambiente. En ese tiempo en mi casa me encontraba totalmente sola, y muchas veces me resultaba hasta perturbador el silencio. Así que elegí una radio, y la ponía de fondo todos los días; era mi compañía.
– Toma descansos. Es importante que te puedas tomar la hora de al almuerzo y salgas de tu hogar. Camina por tu vecindario, o anda en bicicleta. Sirve para oxigenarse, sacarse estrés y ser más productivo en lo que te queda del día.
En resumen, trabajar desde el hogar es un desafío, pero puede ser igual o hasta más exitoso que trabajar desde una oficina. La clave es la disciplina para proponerse un horario de comienzo y de fin de la jornada, fijarse metas a cumplir por día, y lo más importante: disfrutar lo que uno hace.