El siguiente post fue escrito por Javiera Amengual, fundadora y directora de Franca Magazine. La puedes encontrar en Instagram como @javiera_amengual.
Título: Off: Desintoxicación Digital
Autor: Tanya Goodin
Editorial: Contrapunto
Dónde encontrarlo: Librería Contrapunto
Aunque busco vivir una vida balanceada (a mi medida) entre el trabajo, conectividad y tiempo libre, la verdad es que en la práctica no siempre resulta tan fácil. Y creo que no estoy sola en esta cruzada.
Sin embargo, hay un pequeño libro de bolsillo que desde que llegó a mis manos, hace exactamente dos años atrás, se ha convertido en uno de esos clásicos personales que revisito una y otra vez cuando necesito inspirarme y generar espacios de pausa y desconexión.
Se trata del libro Off: Desintoxicación Digital de Tanya Goodin, quien a través de reflexiones amables y herramientas prácticas nos invita a poner sanos límites, conectar con experiencias del mundo real y seguir navegando este mundo hiperconectado desde una posición donde somos nosotras quienes controlan su conexión con el mundo digital, y no al revés.
El libro es breve, de lectura rápida y estructurado en 6 capítulos empezando por un tema fundamental: los límites. No existe una receta única, pero la lectura inicia invitándonos a preguntarnos por ellos y propone diversas situaciones cotidianas en las cuáles podemos limitar o evitar el uso de pantallas. Y es que ¿cómo podríamos realmente desconectarnos, si no establecemos horarios, espacios o momentos en donde éstas no son bienvenidas?
Luego avanzamos por capítulos que nos invitan a incorporar en nuestro día a día un estado de flujo, es decir, actividades que nos llevan a un estado meditativo y que requieren de toda nuestra atención y presencia, como pintar, escribir un diario o tejer.
Otro punto de conexión/desconexión apunta a la naturaleza y aprovechar su profundo efecto sanador y regenerador, el cual -producto de nuestro estilo de vida- se ve cada vez más mermado a encuentros ocasionales y que muchas veces ni siquiera percibimos, como disfrutar de la luz del sol, mirar los árboles que nos rodean en medio de la ciudad o mirar el cielo.
Por inspirador y necesario que suene la idea de hacernos un espacio para desconectar de las pantallas, no podemos olvidar que gran parte de nuestras vidas están ligadas a ellas y eso puede generarnos ansiedad. Así, en los últimos tres capítulos del libro, Goodin ofrece ideas prácticas para dominar nuestros impulsos como silenciar notificaciones, alternativas analógicas que nos permitan reemplazar funciones de celulares o computadores (y así disminuir nuestra dependencia) y por último, invita a reconectar con nuestra dimensión más humana, social e intuitiva.
Sin duda la tecnología es una tremenda aliada. Sin ir más lejos, en un contexto adverso e incierto como el que vivimos hoy en día producto de la pandemia, nos ha permitido mantenernos comunicadas y en contacto con nuestros equipos de trabajo, amigxs, familiares y comunidades digitales de una manera efectiva y maravillosa. Sin embargo, la hiperconectividad puede ser agotadora, y paradójicamente, desconectarnos de nosotras mismas. Es en este contexto que pequeños actos como leer este libro y aplicar aquellas recomendaciones que nos hagan más sentido, pueden convertirse en gestos que nos entreguen un momento de bienestar y conexión desde nuestro propio ser.