Estoy de 27 semanas esperando a mi tercera guagua. Cada embarazo y cada experiencia es distinta, y en lo laboral también me ha tocado vivir diferentes etapas en cada embarazo.
A la espera de mi hija mayor, que nació el 2014, estaba con mi Tienda Picnic. Fui a ferias, bazares, y hacía todo lo que necesitaba, apoyada por un equipo de trabajo chiquitito: una vendedora que me ayudaba unos días y una costurera que iba a ver semanalmente al barrio Rosas. Pero a la tienda no le estaba yendo bien y me di cuenta que no era sostenible seguir con ella, sobre todo si venía mi primera hija en camino y le quería dedicar toda mi atención. Tenía 7 meses de embarazo cuando decidí cerrar Picnic, más adelante vería que pasaría con mi futuro laboral.
Con mi segundo hijo el contexto fue diferente, supe que lo estaba esperando en enero del 2016, a las pocas semanas que me habían despedido de un trabajo. Sabía que las posibilidades de reinsertarme laboralmente iban a ser difíciles, así que decidí lanzarme nuevamente con algo propio, esta vez asesorando a mujeres que querían emprender. Viví todo mi embarazo trabajando freelance, yendo a un cowork cerca de mi casa y acompañando a mujeres creativas a desarrollar y potenciar sus negocios. Todo esto mientras pensaba e ideaba el proyecto que quería crear una vez que terminara el post natal.
Ahora el contexto es súper diferente -no solo por la pandemia y por cómo enfrentarla- sino también porque Genias ha crecido, hay un equipo que liderar y porque he estado vinculada en un 100% desde que lo creé.
No quiero desconectarme de mi trabajo, pero también sé que el último mes de embarazo es cansador (el cuerpo es sabio y nos hace bajar el ritmo), y porque los primeros meses de nacida la guagua todo se da vuelta, cambian las prioridades y los tiempos de descanso son menores.
Lograr un equilibrio es difícil, pero estoy muy contenta y tranquila por el equipo que hemos formado, somos 5 y cada una es experta en lo suyo. Con una líder en el área creativa y de comunicaciones, y con otra en el área comercial y de ventas, puedo pensar con mucha más tranquilidad en un pre y post natal. Tengo claro que no me voy a desconectar en un 100% (y tampoco quiero, siento que sería como dejar a otro hijo), y también tengo la tranquilidad que las cosas van a avanzar y se van a hacer como lo hemos hecho hasta ahora: con planificación, objetivos y de manera ordenada.
Hemos construido un equipo donde nos hemos afiatado, nos entendemos y nos admiramos, y creo que eso ha sido clave para darme cuenta que no todo depende de mí.
Además, aunque como dije antes cada guagua es distinta, me siento más tranquila ya que tengo la experiencia y la historia con las otras dos. Si un día tengo que ir a la oficina y la dejo en la casa, es probable que sienta menos culpa que cuando fui mamá por primera vez. O si, por el contrario, la quiero llevar a todas partes, lo hago feliz porque la voy a tener conmigo.
Este embarazo lo vivo con menos exigencias y más disfrute. Con la situación actual he tenido que reforzar características que estoy segura me ayudarán a vivir, equilibrar y disfrutar esta etapa de ser nuevamente mamá con mi rol de líder en Genias.
Aprender a delegar, a tener una buena comunicación y a confiar en el trabajo de los otros son características claves de un líder de equipo. Y si bien no son fáciles ni obvias de adquirir, es súper importantes trabajarlas constantemente, porque no sólo sirven para un pre y post natal, sino también para enfrentar todos los cambios (pequeños o grandes) que en un futuro pueda tener el negocio.
