Si hay algo que se ha repetido en nuestras conversaciones los últimos días ha sido el vaivén emocional que todas estamos sufriendo. Días en que despertamos con la energía a tope, y otros en los que queremos quedarnos echas bolita en nuestra cama. ¿Lo estás viviendo también?
Para entender un poco más de dónde vienen estas reacciones y cómo podemos manejarlas de la mejor manera, conversamos con Isidora Camus, cientista político, Magister en relaciones internacionales y profesora de meditación de Mindfulness y Loving Kindness Meditation, quien nos entregó algunas claves para enfrentar estas emociones y estar atentas a nuestra salud mental.
Difícil quedar ajeno a la situación que enfrenta actualmente nuestro país. La tensión que se ha respirado durante estos días ha sido extenuante y se vuelve cada vez más patente en nuestra mente y cuerpo, la necesidad de sobrevivir emocionalmente es cada vez mayor, aprender a surfear nuestras emociones y buscar herramientas para transitar el presente.
Si bien a ratos el nivel excesivo de información puede llevarnos a apagar el televisor, silenciar grupos de whatsapp o alejarse de las redes sociales con el fin de tener un espacio de no pensar, es casi inevitable evitar el momento actual. Por otro lado, la negación o evasión tampoco proveen soluciones reales para hacer frente a cómo nos sentimos. Ignorar nuestras emociones no significa en caso alguno que estas desaparezcan, y si bien podemos decidir conscientemente que no están ahí, esto no es más que un autoengaño, ya que la emoción continuará buscando un modo de expresarse.
1.- La primera recomendación es aceptar la existencia de conflicto. La sociedad occidental busca evitar la incomodidad a toda costa, somos los reyes de la evasión y maquillamos todo con tal de eliminar la sensación de malestar. Dentro de este contexto puede ser útil sostener espacio para la existencia de conflicto, asumir que está ocurriendo y simplemente aceptar que está ahí.
Una vez que aceptamos lo que ocurre tal cual es, es importante saber que nuestro ser (cuerpo, mente) va a reaccionar a esto y la emoción es gran parte de nuestra reacción. La emoción es multidimensional por lo que las respuestas pueden ser fisiológicas, psicológicas y conductuales. Reconocer en cuál de estas categorías puedo clasificar la emoción que experimento es clave.
La intención al familiarizarnos con las distintas emociones que experimentamos es poder percibir lo que se siente, comprender de dónde proviene y regular las posibles respuestas.
2.- La segunda recomendación es sentarse o recostarse (a meditar) con la intención de conectar con nosotros mismos. Buscar un lugar cómodo y que idealmente nos haga sentir seguros, cerrar los ojos, concentrarse en la respiración, explorar la respiración y luego comenzar a conectarse con uno mismo. Podemos preguntarnos ¿Cómo me siento hoy? ¿Cómo me hace sentir todo lo que está pasando?
3.- La tercera recomendación, una vez que empezamos a hacernos estas preguntas (podemos mantener los ojos cerrados), es utilizar la técnica RAIN, para explorar emociones complejas.
Es importante destacar que siempre que se utilice esta técnica el autocuidado es muy importante. Si las emociones que aparecen nos invaden y generan demasiada incomodidad, sensaciones angustiosas o de ansiedad, se recomienda abrir los ojos, reincorporarse y -solo si luego de unos minutos se sienten capaces- volver a intentar.
R: reconocer la emoción. La idea es identificar la emoción que se experimenta., hacerte consciente de cómo te sientes o lo que estás experimentando. Identificar si se presenta como un pensamiento repetitivo, como una sensación corporal, como una acción constante, etc.
A: aceptar aquello que se siente. Aunque no sea de mi total agrado, la idea es no negar aquello que estoy experimentando. En este paso se busca no juzgar para así no reprimir lo que se siente. No hacer como que no existen ya que, como mencioné anteriormente, estas emociones buscarán el modo para expresarse.
I: identificar la emoción. En este punto puede ser útil ponerle nombre a esta emoción o emociones: miedo, tristeza, sorpresa, etc. Al mismo tiempo, puedo intentar descubrir por qué me siento así, qué es lo que pasó que derivó en cómo me siento. Encontrar razones y así ser compasivos con nosotros, entendiendo que aquello que se experimenta no proviene de nada, aceptar nuestras emociones como válidas.
N: no identificarse. En este punto podemos modificar nuestro discurso y en vez de decir “tengo miedo” puedo decir “estoy experimentando miedo”. Al modificar nuestro lenguaje logramos no identificar la emoción como algo permanente, sino como un hecho que va a expirar. La impermanencia nos entrega descanso, porque nos dice indirectamente que esto va a cesar.
Una vez que realizamos la técnica RAIN, podemos volver a conectar con la respiración por unos minutos, luego abrir los ojos y reincorporarnos. Si llegamos hasta aquí, podemos ya pensar en tomar medidas frente a cómo me siento. Pensar en formas para expresarlas de la mejor manera posible, siempre teniendo en cuenta a quién lo comunico, o también buscar apoyo si estas emociones están siendo demasiado complejas como para enfrentarlas solos.
En momentos como estos, el autocuidado es clave para poder surfear las olas emocionales con éxito.