Ay, qué tema. Delegar nunca ha sido fácil, sobre todo en el trabajo. Esto, porque tenemos la convicción de que las cosas resultarán mejor si estamos encima, encargándonos de cada detalle. Porque, ¿para qué arriesgarnos a que algo salga mal si podemos estar ahí, haciéndolo nosotras?
Sí, comprendemos. El tema es que no delegar puede traer problemas en la calidad y rapidez en el trabajo, carga y aumento de responsabilidades, y finalmente acarrear un deterioro en tu salud mental, estrés o ansiedad.
Por el contrario, ¡los beneficios de delegar son muchos! Cuando lo haces liberas tu tiempo y así puedes hacer más cosas. Además, promueves la productividad en tu equipo, permitiéndoles desarrollar sus habilidades y nuevos conocimientos.
Una líder que delega promueve una atmósfera de confianza.
¡Y ojo! Que delegar no se trata de dar órdenes, sino obtener lo mejor de tu equipo, maximizando la productividad y calidad del trabajo.
Guía para ser la mejor delegando
1.- Definir el momento adecuado para delegar
Ahora que sabes la importancia de delegar no se trata de andar haciéndolo a tontas y a locas (como diría mi mamá).
El delegar implica varios niveles: el más bajo es decirle a una persona qué hacer, mientras que el más altos ocurre cuando cedes la mayor parte del control del proyecto a tu equipo.
Para definir si delegar o no, y comprender en qué nivel estaría, puedes hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Debo estar a cargo de esto, o alguien más puede hacerlo?
- ¿Este trabajo ayudará a un empleado a desarrollar sus habilidades?
- ¿Tienes tiempo para enseñarle a alguien cómo hacerlo?
- ¿Esperas que tareas como estas vuelvan a ocurrir en el futuro?
2.- Identificar a la mejor persona
Piensa en tu equipo de trabajo, en las habilidades de cada uno y sus intereses (esto porque serán más efectivos si están motivados por lo que están haciendo). Considera también la carga de trabajo que tienen. La idea no es sobrepasar a tu equipo de tareas que luego no podrán cumplir.
Finalmente, si la persona a quien le pedirás apoyo es inexperta, considera tiempo para orientarla, o a alguna otra persona con más experiencia que pueda hacerlo.
3.- Conversar con la persona elegida
Una vez que tengas al integrante de tu equipo seleccionado, es hora que le expliques la situación y tu necesidad. Cuéntale por qué la/lo elegiste, destacando sus habilidades y entregándole confianza y seguridad.
Si la persona ve esta tarea delegada como una oportunidad, se comprometerá más con el resultado.
Finalmente, entrégale tu apoyo y dile que estarás ahí para cualquier duda o guía.
4.- Sé muy clara con las tareas que esperas que realice
Establece expectativas claras y planifica junto a la persona cómo se llevarán a cabo las tareas. Define los hitos para que puedas ir supervisado de vez en cuando.
5.- Demuestra tu apoyo
Las personas necesitan saber si van por el camino correcto, si lo están haciendo bien y cómo pueden mejorar. Acércate y entrégales tus comentarios, así verás cómo va la cosa.
En estas instancias, aprovecha de reconocer el trabajo que han realizado hasta ahora, felicítalos y celebra sus avances por más pequeños que sean. ¡Será una excelente motivación para continuar!
6.- Comparte los resultados
Si el resultado fue exitoso o incluso negativo, es importante que hagas un análisis y compartas los resultados.
Si todo salió bien, felicita a tu equipo y reconócelos por su excelente trabajo. Por el contrario, si las cosas no resultaron como esperaban, revisen qué pudo haber fallado. Jamás le eches la culpa a los demás, recuerda que tú también fuiste parte de este proceso y como líder debes asumir la responsabilidad que tengas.
Ya saben queridas Genias, delegar es difícil pero no imposible. Sigue esta pauta si lo necesitas y aprovecha al máximo las habilidades y talentos de tu equipo.
¡Un abrazo!