El siguiente post fue escrito por Javiera Amengual, directora de Franca Magazine, plataforma online donde la ética y la estética se encuentran para inspirar a vivir de manera más consciente, apostando por construir una industria de la moda más limpia y justa para las personas, comunidades y el planeta.
La sostenibilidad dejó de ser una palabra lejana, reservada solo para algunas marcas que tienen una “vocación social y/o ecológica”, para convertirse en una tendencia que ha llegado para quedarse, especialmente si consideramos que estas alturas el cambio climático prácticamente no tiene vuelta atrás y que los consumidores esperan del sector privado mucho más que una declaración de buenas intenciones.
Hay mucho por hacer, de eso no hay duda. Por lo mismo, cuando nos enfrentamos a la idea de querer hacer las cosas bien con nuestros negocios, es decir, reducir al mínimo nuestro impacto medio ambiental, tener prácticas laborales justas con las personas que trabajarán con nosotras y apostar por la transparencia en nuestra cadena de suministro, probablemente no sabremos muy bien por dónde empezar.
En otros casos, el ADN de nuestra marca nos puede haber llevado a tener una mirada y forma de operar que implica la implementación de algunas medidas que van en esa dirección, pero no tengamos la menor idea de cómo comunicarlas adecuadamente.
Sea cual sea el caso, no estás sola y en este artículo revisaremos algunos consejos e ideas para hacer esa labor un poco más llevadera ¿Empezamos?
1.- Es un viaje
Primero que nada, aunque estamos frente a una preocupante crisis global y nuestro entusiasmo quisiera hacer todo YA, la sostenibilidad es un viaje, un camino, un paso a paso que puede ser muy distinto para cada persona o negocio.
“Ninguna marca es perfecta, por lo tanto la moda sostenible y el marketing sostenible siempre será un oximorón” menciona la influenciadora Leah Thomas en este reportaje de Vogue Business , y bueno… tiene razón. Pero lejos de desanimarnos, la verdad es que es una invitación a ver la sustentabilidad como un camino, y no como la meta en sí misma.
Habrán errores, aciertos, nuevos descubrimientos y aprendizajes, los cuales son parte inevitable de querer hacer un cambio en el paradigma bajo el cual estamos desarrollando y comunicando nuestro negocio.
2.- Sé humilde
Dado lo anterior, es que la humildad es clave. Aunque sea tentador, y quizás incluso otros actores del mercado lo estén haciendo, mantente alejada de las exageraciones.
¿A qué me refiero? A declaraciones del tipo “somos la marca más sustentable”, “con este producto le haces bien al planeta” y así una serie de frases que pueden resultar pegajosas, pero que tarde o temprano podrían pasarte la cuenta.
Quizás te preguntes… ¿y cuál es el problema de ponerle un poco de sazón a nuestros esfuerzos? Finalmente, muchas veces una atractiva estrategia de marketing se trata de eso ¿no? El tema, es que cuando hablamos de sostenibilidad el riesgo de caer en confusiones o derechamente en un lavado de imagen (muchas veces de manera completamente inintencionada) es muy alta, y definitivamente no queremos que nuestra reputación se vea dañada por eso.
Lo cual me lleva a un siguiente consejo.
3.- ¿A qué te refieres con _________ (inserte el término “eco” de moda)?
Sustentable, eco, verde, ético, local, consciente, responsable… son muchos los términos que abundan hoy en las comunicaciones de marcas que buscan dar a conocer sus esfuerzos por producir de manera más ética.
Pero cuando lees que una marca es sustentable, ética o consciente… ¿qué diablos quiere decir? ¿Que tienen buenas prácticas con sus trabajadores? ¿cuáles? ¿alguien las certifica? ¿Tal vez compensan sus emisiones de carbono? ¿o van más lejos y apuestan por una economía circular y/o regenerativa? Y así.
En un mercado saturado de productos y servicios que buscan posicionarse como una mejor alternativa de compra, la recomendación es alejarse de palabras que no aportan real significado a la narrativa de tu marca solo por que “están de moda” o porque “hay que ser de cierta forma”.
Por otro lado, cada promesa de marca que haces será cobrada por alguien, por eso es fundamental ser cuidadosas, pero sobre todo claras a la hora de expresarnos y decir por qué creemos usamos los conceptos de usamos.
4.- Definir un punto de partida: Sé honesta con lo que puedes hacer hoy y cuáles son tus metas para mañana
Existen marcas en el mercado y probablemente en tu industria que son un referente y quieras ser como ellas ¡Perfecto! Pero recuerda que esas marcas que están ahí, en algún momento estuvieron donde ahora estás tú: resolviendo cómo hacer tu cadena de suministro más limpia, justa y de mejor calidad.
Como dice la diseñadora británica Stella McCartney, “algo es mejor que nada” y cada paso cuenta. Pero ¿cuál es el punto de partida?
Las problemáticas entorno a la sostenibilidad son muchas, pero antes de abrumarnos con ellas, lo más recomendable para tomar acción y que esta sea genuina con la narrativa de tu marca es identificar…
5- ¿Cuáles son los valores o causas que identifican a tu marca?
Por ejemplo, ¿Te apasiona construir un mundo más justo o ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas? ¿Te motiva preservar la biodiversidad? ¿O quizás promover la economía local? ¿Ninguna de las anteriores? Quizás estas preguntas te estén dando algunas pistas sobre cuáles son aquellas problemáticas que realmente te motivan y que quieres solucionar o ser un aporte a través de tu negocio. Entonces: ¿Cómo identificar tus valores? Pregúntate:
- ¿Hay alguna problemática en tu industria que te interpele personalmente? Los valores pueden incluir cuestiones como justicia, responsabilidad, liderazgo, amabilidad, autonomía, aventura, creatividad, etc.
- ¿Algún de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas te hace más sentido? Organizarlos en orden de prioridad.
- ¿Qué negocios admiras? ¿Cuáles son los valores que los mueven o que más te interpelan?
Y ahora que ya tienes tu punto de partida, la pregunta es… ¿Cómo puedo generar un impacto positivo y significativo desde mi contexto, posibilidades y modelo de negocio? Por ejemplo:
¿Cambiando la elección de materiales, locación o producción de mi producto? ¿Enfocándome en el uso, reparación, descarte o rescate de éste? ¿Apoyando y fomentando el trabajo digno con mis proveedores? ¿Apostando por la eficiencia energética en mi cadena productiva? etc.
6.- Sé transparente y comparte tus avances
Volviendo al inicio de este artículo, si entendemos que no existen las marcas perfectas ni un “estado absoluto de sustentabilidad” podremos valorar realmente el camino que estamos escogiendo y compartir sin pudor o miedo nuestros avances, pero también nuestros anhelos por seguir mejorando. Mi invitación es a dejar atrás la idea de que nuestra marca o negocio se debe ver “sin baches”, sino por el contrario, entregarnos a que detrás de ella realmente hay un equipo humano que está haciendo lo mejor posible y trabajando seriamente por implementar mejoras continuas.
Así, la transparencia la entenderemos como la actitud que tengamos de compartir nuestros estados, avances y ambiciones: con declaraciones que tienen respaldo y promesas que cuentan con una forma de ser medidas y fecha para ser llevadas a cabo.
Por otro lado, transparencia en cuanto a nuestra cadena de valor.
7.- Ética y estética
Desde que decidí que mi carrera se enfocaría en la sostenibilidad y la moda, es que estas dos palabras, o más bien la combinación de ambas ha sido mi lema, y creo que aplica a muchísimos rubros o tipos de emprendimientos.
Aunque hagamos las cosas bien, es decir, que nuestros productos sean (lo más) sostenibles no garantiza que alguien lo compre, y al igual que cualquier producto de tu competencia, debe solucionar una necesidad/problema, además de ser atractivo y deseable para alguien. Sí… a veces se puede sentir un poco cuesta arriba. Pero la buena noticia es que todo este esfuerzo -te aseguro- valdrá la pena.
Y es que, como se menciona muy elocuentemente en este podcast, “ser sostenible” no hará que alguien compre tus productos, pero no serlo puede hacer que alguien deje de comprarlos. La idea de que “tu compra es un voto” ha calado fuerte entre los consumidores alrededor del mundo, y más temprano que tarde estas acciones serán compensadas.
El pasado nos ha llevado a una crisis que vivimos en el presente, y de nuestras acciones hoy dependerá cómo seguiremos construyendo mañana. Así, la forma de hacer negocios debe cambiar y esos cambios debemos hacerlos (y comunicarlos) ahora.